11:29 A.M. EDT

 
EL VICEPRESIDENTE: Gracias a todos. (Aplausos.)
 
EL PUBLICO: ¡Energía! ¡Listos! ¡Energía! ¡Listos!
 
EL VICEPRESIDENTE: Gracias.

Señor Presidente, creo que se siente la alegría en este salón. (Risas.) No parece apropiado agradecerles a todos por estar aquí. (Risas.) Damas y caballeros, para decir lo obvio, éste es un día histórico. (Aplausos.)
 
En nuestro oficio, se usa esa frase mucho, pero no se me ocurre un solo día en los 37 años que llevo como senador de Estados Unidos y el corto tiempo que llevo como Vicepresidente en el que se haya usado más adecuadamente. Éste es un día histórico.
 
Y la historia… la historia no es solamente lo que se imprime en los libros de texto. No comienza ni termina con una firma. La historia se hace. La historia se hace cuando hay hombres y mujeres que deciden que existe un riesgo mayor en aceptar una situación que no podemos tolerar que en armarnos de valor y aceptar la promesa del cambio. Es entonces que se hace historia. (Aplausos.)
 
La historia se hace cuando todos los aquí reunidos hoy, los miembros del Congreso, ponen manos a la obra y les cambian la vida a decenas de millones de estadounidenses. Por medio de los esfuerzos de aquéllos de nosotros que somos lo bastante afortunados como para prestar servicios aquí en esta ciudad, eso es exactamente lo que han hecho. Han hecho historia.
 
La historia se hace cuando un líder se pone de pie, se mantiene fiel a sus valores, y traza un curso fundamentalmente diferente para el país. La historia se hace cuando la pasión –pasión– de un líder está a la par de sus principios para fijar un nuevo curso. Bueno, damas y caballeros, señor Presidente, usted es ese líder. (Aplausos.)
 
Señor Presidente, la intensidad de sus palabras, la claridad de propósito que mostró, su perseverancia, son, de hecho –no es ninguna exageración– son las razones por las que estamos reunidos en este salón hoy. Si no fuera por esos atributos, no estaríamos aquí. Muchos, muchos hombres y mujeres sentirán el orgullo que voy a sentir yo al verlo, dentro de poco, verlo firmar esta medida, al saber que su trabajo…su trabajo ha ayudado a hacer posible este día. Pero, señor Presidente, usted es la persona que lo hizo realidad. (Aplausos.)
 
Y, entonces, señor Presidente, todos nosotros, la prensa y funcionarios electos, congregados en esta ciudad por años, hemos visto suceder cosas inauditas. Pero, ¿sabe?, señor Presidente, usted hizo lo que varias generaciones de grandes hombres y mujeres, nada comunes y corrientes, trataron de hacer. Tanto republicanos como demócratas lo habían intentado antes. Todos conocen la historia, comenzando con Teddy Roosevelt. Trataron. Fueron líderes muy audaces.

Pero, señor Presidente, no lo lograron. Usted, señor Presidente, hizo realidad el derecho de todo estadounidense al acceso a un buen cuidado de salud por primera vez en la historia de Estados Unidos. (Aplausos.)

Señor Presidente, he llegado a conocerlo bastante bien. Usted quiere que pare porque lo estoy avergonzando (Risas.) Pero continuaré un minuto más, señor Presidente, porque usted cumplió con una promesa…una promesa que les hizo a todos los estadounidenses cuando se mudó a este edificio.

Señor Presidente, usted –para repetir lo que dije– literalmente está por hacer historia. Nuestros hijos y nuestros nietos crecerán sabiendo que un hombre llamado Barack Obama puso la viga final en la estructura de una red social en este país para proporcionar el elemento más importante que necesitan las personas, y eso es acceso a buen cuidado de salud… (aplausos)… y que todo estadounidense a partir de hoy será tratado con simple equidad y justicia básica.

Miren, el poeta clásico, Virgilio, dijo una vez, “La mayor riqueza es la salud”. La mayor riqueza es la salud. Pues, hoy, Estados Unidos pasa a ser mucho más rico porque decenas de millones de estadounidenses estarán mucho más saludables a partir de este momento.

Damas y caballeros, el Presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Barack Obama. (Aplausos.)
 
EL PRESIDENTE: Gracias a todos. Gracias. (Aplausos.) Gracias. Gracias a todos. Gracias. Gracias a todos. Muchas gracias. Gracias. Gracias. (Aplausos.) Gracias a todos. Por favor, tomen asiento.
 
Gracias, Joe. (Risas.)
 
EL VICEPRESIDENTE: Es un gusto estar con usted, señor Presidente. (Risas.)
 
EL PRESIDENTE: Hoy, tras intentar durante casi un siglo; hoy, tras más de un año de debate; hoy, por fin, después de contar todos los votos, se promulga la reforma del seguro médico en Estados Unidos de Norteamérica. (Aplausos.) Hoy.

Fue muy oportuno que el Congreso aprobara esta histórica legislación esta semana, pues al iniciarse la primavera, también se inicia una nueva temporada en Estados Unidos. En unos momentos, cuando promulgue esta ley, toda la retórica acalorada sobre la reforma finalmente enfrentará la realidad de la reforma. (Aplausos.)

Y aunque el Senado aún tiene que llevar a cabo una ronda final de mejoras a esta histórica legislación –y éstas son mejoras que estoy seguro harán rápidamente– (aplausos)… la ley que estoy promulgando pondrá en marcha reformas por las cuales varias generaciones de estadounidenses han luchado, marchado y anhelado.

Tomará cuatro años implementar plenamente muchas de estas reformas, porque necesitamos implementarlas responsablemente. Necesitamos hacerlo de la manera correcta. Pero una serie de reformas que necesitamos desesperadamente entrarán en vigor de inmediato. (Aplausos.)

Este año, comenzaremos a otorgar créditos tributarios a aproximadamente 4 millones de dueños y dueñas de pequeñas empresas para ayudarlos a pagar el costo del seguro de sus empleados. (Aplausos.) Eso sucederá este año.
    
Este año, decenas de miles de estadounidenses no asegurados con enfermedades preexistentes, los padres de niños con una enfermedad preexistente, finalmente podrán adquirir la cobertura que necesitan. Eso sucede este año. (Aplausos.)

Este año, las compañías de seguro ya no podrán cancelar la cobertura de las personas cuando se enferman. (Aplausos.) No podrán imponer límites anuales o de por vida que restrinjan la cantidad de atención que pueden recibir. (Aplausos.)

Este año, se requerirá que todos los nuevos planes de seguro ofrezcan atención preventiva gratis. Y este año, los adultos jóvenes podrán seguir siendo parte de la póliza de sus padres hasta que cumplan 26 años. Eso sucede este año. (Aplausos.)

Y este año, las personas mayores que caen en la brecha de cobertura conocida como el agujero de dona comenzarán a recibir un poco de ayuda. Recibirán $250 para ayudar a pagar medicamentos recetados y eso, con el tiempo, llenará el agujero de dona. Y quiero que las personas mayores sepan, a pesar de lo que se ha dicho, que estas reformas no recortarán sus beneficios garantizados. (Aplausos.) Es más, con esta ley, los estadounidenses con Medicare recibirán atención preventiva gratis, sin copagos o deducibles. Eso comienza este año. (Aplausos.)

Una vez que esta reforma se implemente, se crearán mercados especializados de seguro médico, un mercado competitivo donde las personas y pequeñas empresas sin seguro finalmente podrán comprar seguro de calidad y bajo precio. Podrán ser parte de un gran grupo mancomunado y recibir las mismas ventajas que reciben los miembros del Congreso. Eso es lo que sucederá con esta reforma. (Aplausos.) Y cuando este mercado especializado esté en marcha, millones de personas recibirán recortes tributarios que las ayudarán a pagar el seguro, lo que representa, en términos históricos, el mayor recorte tributario a la clase media para el cuidado de salud. De eso se trata esta reforma. (Aplausos.)

Esta ley también disminuirá los costos de las familias y empresas y el gobierno federal, reduciendo así nuestro déficit en más de $1 billón en las próximas dos décadas. Está pagada. Es fiscalmente responsable. Y ayudará a eliminar una carga para nuestra economía que data de hace décadas. Eso es parte de lo que todos ustedes lograron trabajando juntos. (Aplausos.)

El que nuestra generación lograra aprobar esta reforma es testimonio de la perseverancia –y el carácter– de los estadounidenses, que abanderaron esta causa; que se movilizaron; que se organizaron; que creyeron que las personas que aman este país pueden cambiarlo.

También es testimonio del histórico liderazgo –y la extraordinaria valentía– de los hombres y mujeres del Congreso de Estados Unidos, que recibieron golpes durante este difícil debate. (Risas.)

MIEMBRO DEL PUBLICO: Sí, los recibimos. (Risas.)

EL PRESIDENTE: ¿Saben? Hay pocos trabajos más difíciles en la política o el gobierno que presidir una de nuestras cámaras legislativas. En cada cámara, hay hombres y mujeres que vienen de diferentes lugares y enfrentan diferentes presiones, que llegan a diferentes conclusiones sobre las mismas cosas y se preocupan profundamente por diversos asuntos.

Por necesidad, los líderes deben abordar esas distintas preocupaciones. No siempre es ordenado; casi nunca es fácil. Pero quizá el mayor –y más difícil– desafío es sacar de todas esas discrepancias una percepción de interés común y propósito común que se requiere para contribuir a los sueños de todas las personas, especialmente en un país tan grande y diverso como el nuestro.

Y somos afortunados de contar con líderes en cada cámara que no sólo hacen bien su trabajo sino que nunca perdieron de vista el verdadero propósito de la misión. No actuaron teniendo en cuenta el corto plazo; no actuaron teniendo en cuenta las encuestas o la política: Uno de los mejores presidentes que la Cámara de Representantes jamás ha tenido, la presidenta Nancy Pelosi. (Aplausos.)

EL PUBLICO: ¡Nancy! ¡Nancy! ¡Nancy! ¡Nancy!

EL PRESIDENTE: Uno de los mejores líderes mayoritarios que el Senado jamás ha tenido, el Sr. Harry Reid. (Aplausos.)

A todos los fabulosos presidentes de comité, todos los miembros del Congreso que hicieron lo que era difícil, pero que era lo correcto y aprobaron la reforma del cuidado de salud, les agradece no sólo esta generación de estadounidenses, sino también les agradecerá la próxima generación de estadounidenses.

Y por supuesto, también esta victoria fue posible gracias al abnegado trabajo de los miembros de este gobierno, entre ellos nuestra sobresaliente secretaria de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius… (aplausos)… y uno de los héroes anónimos de este esfuerzo, una mujer extraordinaria que dirigió la campaña de reforma desde la Casa Blanca, Nancy-Ann DeParle. ¿Dónde está Nancy? (Aplausos.)

Hoy, promulgo esta ley en nombre de mi madre, quien discutió con aseguradoras incluso mientras luchaba contra el cáncer en sus últimos días de vida.

La promulgo por Ryan Smith, quien está aquí hoy. Tiene una pequeña empresa con cinco empleados. Está tratando de hacer lo correcto, pagar la mitad del costo de la cobertura para sus trabajadores. Esta ley lo ayudará a pagar dicha cobertura.
 
La promulgo por Marcelas Owens, de once años, también aquí presente. (Aplausos.) Marcelas perdió a su madre porque se enfermó. Y no tenía seguro y no podía pagar el cuidado de salud que necesitaba. Así que en memoria de ella, contó la historia de su madre en todo Estados Unidos, para que ningún otro niño tenga que pasar por lo que pasó su familia. (Aplausos.)
 
La promulgo por Natoma Canfield. Natoma tuvo que prescindir de su seguro médico cuando las tarifas aumentaron más de 40 por ciento. Vivía aterrorizada de que una enfermedad la llevara a perder la casa que sus padres construyeron, pero tuvo que renunciar a su seguro médico. Ahora está en una cama de hospital, en estos precisos momentos, luchando contra esa enfermedad que tanto temía, orando para que, de alguna manera, pueda mejorarse sin seguro. La familia de Natoma está aquí hoy, porque Natoma no pudo venir. Y su hermana Connie está aquí. Connie, póngase de pie. (Aplausos.)
 
La promulgo por todos los líderes que defendieron esta causa en varias generaciones, desde Teddy Roosevelt hasta Franklin Roosevelt, desde Harry Truman hasta Lyndon Johnson, desde Bill y Hillary Clinton, y uno de los decanos de esta causa que viene luchando desde hace muchos años, John Dingell, (aplausos)… hasta el senador Ted Kennedy. (Aplausos.) Y es maravilloso que la viuda de Teddy, Vicki, esté aquí presente; con su sobrina Caroline y su hijo Patrick, cuyo voto ayudó a hacer realidad esta reforma. (Aplausos.)
 
Recuerdo ver a Ted entrar por esa puerta para participar en una cumbre que se llevaba a cabo en este salón hace un año… una de las últimas veces que se le vio en público. Y se le hizo difícil llegar acá. Pero estaba seguro de que haríamos lo correcto.
 
Nuestra presencia aquí hoy es una circunstancia extraordinaria, que desafió todas las probabilidades. Con todas las críticas, todos los cabilderos, todas las maniobras políticas a las que llaman gobierno en Washington, es fácil, a veces, dudar de nuestra capacidad para lograr algo tan trascendental, tan complejo; es fácil cuestionar si había límites a lo que nosotros, como pueblo, todavía podíamos lograr. Es fácil sucumbir al cinismo sobre lo que es posible en este país.
 
Pero hoy, estamos afirmando una verdad fundamental, una verdad que todas las generaciones deben redescubrir por sí mismas: que no somos una nación que abandona sus aspiraciones. (Aplausos.) No somos una nación que cae presa de la duda o la desconfianza. No caemos presa del temor. No somos una nación que opta por lo fácil. No somos así. No fue así que llegamos hasta donde estamos.
 
Somos una nación que enfrenta sus problemas y acepta sus responsabilidades. Somos una nación que opta por hacer lo difícil. Aquí en este país, forjamos nuestro destino. Eso es lo que hacemos. Ése es el tipo de pueblo que somos. Y es eso lo que nos hace ser Estados Unidos de Norteamérica.
 
Y apenas promulgue esta ley, habremos consagrado el principio fundamental de que todos deben tener un mínimo de seguridad en lo que respecta al cuidado de salud. (Aplausos.) Y es un logro extraordinario que sucedió gracias a todos ustedes y a todos los activistas en el país.
 
Así que gracias. Muchas gracias. Que Dios los bendiga y bendiga a Estados Unidos. (Aplausos.) Gracias. Gracias.
 
Bien, ahora quisiera llamar al estrado a algunos miembros del Congreso que ayudaron a hacer realidad este día y a algunos de los estadounidenses que se beneficiarán de estas reformas. Y vamos a promulgar esta ley.
 
Esto va a tomar un poco de tiempo. Tengo que usar todos los bolígrafos, de modo que va a tomar bastante tiempo. (Risas.) No practiqué. (Risas.)
 
(Se promulgó la ley.) 
 
Lo hicimos. (Aplausos.)
 
                             FIN              11:56 A.M. EDT